sábado, 22 de febrero de 2020

24. Vida nocturna colimeña

Colimes es un pueblo pequeño pero que vive en fiesta constante, no importa si es lunes o si ya pasaron las 3 de la madrugada, basta cualquier canción y algo de caña manaba para encender una fiesta, las peleas callejeras eran cotidianas, los pocos policías del pueblo estaban acostumbrados. En una loma se encuentra la iglesia, detrás el colegio santa rosa, desde el balcón de las confesiones se divisaba la plaza, hermosa con su pileta bancas y muchas plantas, a un lado del graderío los juegos infantiles con pequeñes saltando toda la noche, y alrededor del parque los 4 lugares de esparcimiento que había para el año 2010, estaba el salón de música tropical para las parejas heteros, los dos bares donde llegaban de los recintos muchos adultos mayores, en ocasiones amaraban afuera sus caballos, que ya se conocían el camino a casa cuando sus amos se pasaban de tragos, no faltaban les diverses camuflades que acompañaban a les mayorsites diverses en busca de cerveza gratis o cualquier centavo a cambio de cualquier caricia. Y estaba la única discoteca de jóvenes, se llamaba “La Barra del Chino” debido a su atractivo dueño, con ritmos modernos todos ostentaban sus sensuales pasos, las cervezas se acumulaban mientras la temperatura aumentaba, ni siquiera se necesitaba cédula para entrar, más que un dólar. En ese lugar las diversidades sexuales se confundían con los heteros. 
Para el 6to mes de voluntariado Juan ya había decidido eliminar progresivamente su closet, para salir de farra al inicio pedía permiso al párroco Pedro, luego tan solo desaparecía los sábados luego de la última misa de 8 pm, bajaba a la barra del chino, ni siquiera necesitaba el dólar de entrada, pues en la puerta atendía Mary, la hermana del dueño, estudiante de Juan y una de las colimeñas que lo acosaban, así que Juan no pagaba entrada, ya adentro les jóvenes rodeaban a su amigue y consejere diverse, en ocasiones le entregaban una jaba de cerveza para que repartiera, mas de uno esperaba que se chumara y se destapara, pero el tomaba con mesura, bueno casi siempre, mientras tanto sus hermanos misioneros Choco y Andrés lo cuidaban a cierta distancia. Con el pasar de los meses algunes amigues cariñoses ya se conocían y en ocasiones, ya desinhibides por el alcohol se permitían ciertos bailes muy sensuales y discretas caricias en ese circulo cervecero, así se visibiliza y disfruta un Colimes diverse, donde Juan disfrutó sus primeros encuentros pasajeros y algunes cuerpas colimeñes. 


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