miércoles, 25 de diciembre de 2019

17. Balcón de las confesiones


Lo que Juan intentaba esconder al inicio, con el tiempo se convertía en fortalezas para la atención pastoral del pueblo, el aspecto juvenil de Juan, su clase media baja, su manera frontal de tratar temas tabú, y luego sus preferencias sexuales hizo posible que la juventud se identifique y confíen sus mas íntimos secretos y dudas. Las clases del colegio eran hasta las 10 pm de lunes a viernes, ese tiempo no era suficiente debido a las formalidades de las instituciones educativas, era necesario un espacio fuera del salón de clase para tratar entre amigues. Inspirade en lo aprendido de Don Bosco, recordó que a la gente se le conoce en sus juegos de calle y en la mesa, entonces ubicó un lugar fuera de la iglesia, un balcón alto con vista a la plaza, donde se reunía la gente luego de las misas, donde se estacionaban las motos a la espera de vaciles o clientes de fletes, donde se encontraban les jóvenes luego de clases o antes de las farras. En ese mismo balcón Juan se sentaba hasta avanzadas horas de la noche inclusive de la madrugada, talvez escapando de la vida religiosa, talvez en busca de tentaciones, pero también porque les jóvenes querían que los escuche. Ya con una vestimenta distinta, en vez de camisa era un vividí, y de pantalón una bermuda o jean, y sandalias, y zapatos cuando estaba invitade a las farras del pueblo. Poco a poco, uno por uno, se acercaban les amigues de Juan, al inicio a saludar y preguntar algo de la clase, luego a bromear entre jóvenes, y al poco tiempo llegaban a contarle sus problemas y en ocasiones llorar sus penas. Juan los escuchaba y trataba de recomendar algo, en su fe de ese tiempo, encomendándose al espíritu santo, a lo poco aprendido de evangelización implícita, psicología y la hermosa amorebolezza salesiana (empatía y familiaridad con el grupo de trabajo). Un sin número de historias que por ser de terceras personas se recuerda el milagro y no el santo, ética pastoral lo llamábamos, secreto de confesión dicen otres que se creen santes, fueron tantos casos de violencias de todo tipo, victimas y victimarios, inquietudes sexuales y de género en chiques de todas las edades, la pobreza extrema que recae en empleos que la hipócrita sociedad juzga como inmorales, tantos sueños, proyectos e ilusiones para sacar adelante a su pueblo colimeño, algunas ideas brillantes plasmadas en el diario de campo, intencionalmente olvidado en un escritorio con la esperanza de ser encontrado. Y al final cuando todo se supo, Juan sintió el apoyo de todes aquelles que le abrieron su alma y de tantas diversidades sexuales, Colimes era un hermoso pero sufrido pueblo de arco iris.



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