miércoles, 18 de diciembre de 2019

15. Profesor de todo y nada

En Colimes nadie sabía que Juan aun no era ni bachiller, disfrazado de vestimenta formal se empapó de conocimiento, desempolvando todo lo estudiado y vivido: pastoral, teología, historia, psicología, etc. A eso le agregó metodología juvenil salesiana, dio como resultado unx de lxs educadorxs respetadxs y envidiadxs tanto del colegio diurno como del nocturno. El colegio diurno era una farsa pues tenían a lxs alumnxs perdiendo el tiempo en actividades recreativas, aunque había estudiantes con potenciales impresionantes, pero subestimades. Por otro lado, estaba el colegio nocturno con jóvenes de todas las edades, con historias de vida y problemáticas complejas y extremas que merece un episodio futuro, en resumen debían dividir su vida juvenil en familia, trabajo y estudio, por ello también eran subestimades y hasta juzgades, pero en realidad además de luchadores eran muy capaces. Juan intentó hacer la diferencia y resaltar ese potencial valorándoles como chiques de la capital, pues en realidad eran capaces de afrontar situaciones extremas que cualquier capitalino no estaría en condiciones, la presión y exigencia, al punto de dejar a supletorios al 25% del alumnado, al final reprobaron el año solo 4 personas, aunque para salvarlo o mejor dicho demostrarles de lo que son capaces fue necesario una convivencia intensiva de 3 días, formativo para los estudiantes pero agotador tanto físico, psicológico y emocional para Juan. 
Para desgracia de unes y satisfacción de otres a Juan le tocó dar clases de religión, sexualidad y psicología. Sin lugar a dudas fue mucho mas lo que aprendió que lo que enseñó, no solo en lo académico, también en lo social y personal, otro motivo para llevar siempre a Colimes en su corazón.



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